La cultura empresarial vive un momento de reinvención: los trabajadores reclaman más libertad en sus puestos de trabajo y esto empuja a pensar en una nueva cultura centrada en las personas.
¿Cuál es el futuro laboral que viene? Descubrilo en esta nota.
La reinvención de la cultura empresarial
Decir que la cultura empresarial clásica tambalea puede considerarse atrevido. Lo cierto es que, en la actualidad, la manera tradicional de concebir el trabajo está cambiando profundamente y las empresas no tienen alternativa: deben adaptarse a ello.
Este cambio es la consecuencia de la pandemia, de la aceleración y transformación digital, de la automatización y de las nuevas generaciones de trabajadores, conocidos como millennials y centennials, que llegaron para cambiar las reglas del juego empresarial.
La cultura del trabajo se reinventa y los pilares centrales que la sostienen son la flexibilidad, la asincronía, la confianza, el sentido de pertenencia y el bienestar en el ambiente laboral.
Esto se refleja en la encuesta realizada por LinkedIn en el año 2021 que destacó cuestiones relevantes para los candidatos en el mundo. En su gran mayoría, consideraron que la conciliación entre la vida laboral y familiar es la mayor propuesta de valor que una empresa puede ofrecer, seguida por el salario y los beneficios extras.
En números concretos, la encuesta muestra que el 63% de los profesionales entrevistados prioriza el equilibrio entre vida laboral y personal; el 60%, la remuneración y los beneficios; y el 40%, los colegas y la cultura interna.
En este escenario, y a diferencia de espacios donde las mesas de ping pong, livings y videojuegos formaban parte de la recreación dentro del trabajo, las organizaciones modernas consideran el hogar de sus empleados como la segunda oficina.
Así, para atraer y retener talentos, las empresas líderes han entendido estas nuevas tendencias y demandas, reinventado la cultura empresarial y respondiendo positivamente a las expectativas de los colaboradores para impulsar equipos de trabajo eficientes, productivos y que alcancen los objetivos del negocio.
La evolución de la cultura empresarial
Para comprender cómo y por qué actualmente la cultura empresarial se enfrenta a un cambio determinante y profundo, debemos conocer cuál ha sido su evolución a lo largo de la historia.
La cultura empresarial de 1950
En esta década, las jerarquías eran rígidas y los espacios de trabajo lo reflejaban: oficinas con trabajadores apiñados en espacios abiertos y oficinas privadas con visibilidad exterior para el o los mandos de la empresa.
El objetivo de la cultura interna era aumentar la productividad y minimizar la privacidad. Las mujeres eran escasas u ocupaban puestos poco importantes.
La cultura empresarial de 1970
Esta época se caracteriza por el logro de ciertos derechos que permitieron el acceso de las mujeres al mundo del trabajo, quienes ocuparon cargos que, en el pasado, eran reservados exclusivamente a los varones.
Los códigos internos dentro de las oficinas se relajaron como consecuencia de nuevas tendencias culturales en el mundo. Así, la vestimenta cambió y los espacios eran permisivos con el tabaco.
La cultura empresarial de 1990
Un contexto caracterizado por reducción de personal y despidos masivos, lo cual generó incertidumbre y una inseguridad laboral profunda que desató la falta de lealtad hacia las empresas. En las oficinas reinaban los cubículos pequeños y la falta de motivación.
La cultura empresarial del 2000
Google y otras empresas de tecnología fueron las encargadas de redefinir la cultura empresarial, trazando un nuevo camino donde competir por los mejores candidatos y retener a los trabajadores en las oficinas se intensificó.
Esto llevó a las empresas a generar estrategias ofreciendo beneficios tentadores como almuerzo gratuito, masajes y hasta descansos en cómodos sillones.
Los cubículos se transformaron en grandes espacios abiertos que reflejaron la horizontalidad a la hora de colaborar y trabajar en equipo. Sin embargo, las horas de trabajo en muchos puestos eran interminables.
La cultura empresarial del 2020
La pandemia obligó a los profesionales a reevaluar sus prioridades, donde el bienestar y la flexibilidad se posicionaron como activos fundamentales del equilibrio entre trabajo y vida personal.
En este nuevo contexto, las organizaciones deben contemplar el lado más humano, centrarse en las personas, ofreciendo lo que hoy necesitan: trabajo flexible, diversidad, inclusión, empatía y confianza.
Flexibilidad, bienestar y marca empleadora: las claves de la estrategia de las organizaciones
Adaptarse y crear una nueva cultura empresarial centrada en las personas implica que las empresas sean más equitativas, flexibles y se destaquen como marcas empleadoras.
Ser flexible significa haber comprendido que los talentos quieren trabajar desde cualquier sitio y en diversos horarios, contemplando el rendimiento por sobre el presentismo y siendo totalmente equitativo mediante estrategias clave.
El bienestar empresarial se alcanza cuando las empresas fomentan un trato humano, empático e inclusivo, lo cual hace que los trabajadores se sientan a gusto y lo reflejen en sus puestos de trabajo.
La flexibilidad es un valor dentro del bienestar laboral, pero también lo son las licencias por maternidad y paternidad, los días libres para trámites, las contemplaciones especiales, las políticas de inclusión y diversidad de género, los programas de ayuda, etcétera.
Ser una marca empleadora significa atender las necesidades de los trabajadores y adoptar una mirada de transformación interna donde los valores humanos jueguen un papel crucial. No debemos olvidar que los candidatos no solo prestan atención a la remuneración, sino también a la misión, la visión y los valores de las empresas.
La cultura empresarial está cambiando. Nuevas tendencias y demandas de los trabajadores modernos están en la agenda de las más importantes empresas. ¿Necesitás ayuda para generar una estrategia de transformación? ¡Hablemos!