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Modelos de trabajo mixtos: la tendencia para la pospandemia

A medida que el mundo entra en la nueva normalidad, las empresas reacomodan sus operaciones de cara a lo que viene. ¿Cómo serán los nuevos espacios de trabajo y cuáles los desafíos para el área de recursos humanos?

 

La pandemia puso a prueba grandes aspectos de la estructura humana, desde el propio ser, lo social, lo familiar, y por supuesto también el mundo laboral. El aislamiento modificó nuestras formas de relacionarnos y de trabajar; hizo crujir estructuras y quebrar mitos. Y uno de ellos fue, sobre todo, que el trabajo a distancia, el muchas veces recelado home office, resta productividad a los equipos. La caída de esa premisa fue una obligación para las empresas que dados los cierres y restricciones debieron adaptarse a gran velocidad para seguir operando y sobrevivir. Ahora bien, pasada esa etapa llega ya el momento de pensar en la pospandemia y cómo serán en adelante las dinámicas laborales.

En medio de protocolos y empleados que vuelven progresivamente a sus lugares de trabajo en las compañías, el modelo que se impone de momento es el mixto, en la que los equipos se mantienen aún mayor tiempo en sus casas que en las oficinas.

Está claro que más allá de que el aislamiento demostró que ciertas tareas no requieren de forma obligatoria la presencialidad y se puede mantener en alto la productividad, hay ciertas actividades y funciones que son mejor en el cara a cara. La discusión de ideas en una mesa de trabajo fomenta la creatividad y la búsqueda de soluciones diversas e innovadoras. Y esto presenta grandes desafíos cuando se intenta hacerlo desde la virtualidad. La oficina nos da un marco que permite concentrarnos en el momento, mientras que cuando estamos en casa suceden otras cosas que nos dispersan, como la atención de la familia y los quehaceres domésticos. Es innegable que durante el aislamiento los límites entre lo laboral y lo personal se han distorsionado, y muchos, empleados y ejecutivos, aún no logran una dinámica del todo eficiente.

“Las organizaciones están inmersas en una de las mayores transformaciones de su historia, cuestionándose modelos de negocios y formas de operar. En algún momento, ambos mundos deberán unificarse, y veremos grandes transiciones de talento a medida que las organizaciones reajusten sus visiones y formas de ser y hacer”, comenta Damián Wachowicz, Director de Bayton Group.

La nueva normalidad presenta grandes desafíos a los sectores de recursos humanos. El más notable de ellos es justamente la adaptación de la operación a ese modelo mixto que parece ser la regla al menos de los próximos meses.

Los especialistas imaginan oficinas ocupadas en un 30% a 40%, con rotación de personas que asistirán entre uno y tres días a sus lugares de trabajo, o para reuniones o proyectos puntuales. La necesidad de mantener el distanciamiento social obliga a que no todos podrán ir el mismo día a la empresa, y los que lo hagan deberán permanecer en un alejamiento prudente. Además hay que adaptar los espacios y maximizar la limpieza. Por ejemplo, muchas empresas están colocando paneles para aislar los puestos de trabajo, y controlando síntomas de sus empleados en los ingresos. Pero quedan cuestiones más complejas como las precauciones en espacios compartidos, como pueden ser los baños, salas de reuniones, o ascensores.

Al momento de repensar el espacio de las oficinas de la empresa, muchas compañías tendrán que hacer un análisis quizás más profundo. Y es que al tener a solo un máximo del 40% del personal presente puede optar por mudarse a un lugar más reducido y ahorrar cuantiosos costos operativos. Pero puede no ser una decisión tan simple: primero tendrán que estar convencidas de que cuando la pandemia quede atrás su esquema de trabajo se mantendrá así o volverá a ser como antes.

Otro de los grandes desafíos para la etapa que viene es mantener a los equipos motivados y productivos, una labor que los líderes hasta ahora desconocían. No es tarea sencilla, ya que la distancia puede complicar la supervisión y el cumplimiento de los objetivos, así como también la complicación de discutir de forma grupal el día a día limita la posibilidad de encontrar soluciones innovadoras.

Para los expertos, el aislamiento derribó el mito de que la gente en su casa es menos productiva. Pero advierten que también esto se da en un contexto de emergencia, porque el temor a la estabilidad laboral también juega un condimento extra, y que por eso hay que trabajar de cara al futuro para que esa conducta se mantenga.

El teletrabajo presenta desafíos también para las personas, que empiezan a ver difusos los límites entre la vida laboral y personal al estar trabajando desde sus casas. Un estudio de la Universidad del CEMA acerca una radiografía de cómo está el presente. Como resultados, solo el 6% de las personas habían teletrabajado más de 3 días a la semana con anterioridad a la pandemia. Un 32% no había teletrabajado antes y el 62% restante lo había hecho solo algunos días a la semana o en ocasiones especiales.

En cuanto a las horas dedicadas un 48% lo hace más de 8 horas diarias, lo que se ve acentuado en perfiles de mandos medios y directivos, y en personas entre 41 y 55 años, con 2 horas en promedio fuera del horario regular de trabajo.

Un 59% de las personas percibe que la organización para la cual trabaja le facilita las herramientas necesarias para hacerlo, mientras que un 20% se muestra en desacuerdo.

Con relación a las competencias necesarias para teletrabajar, un 87% se perciben a sí mismos con las habilidades requeridas para hacerlo. Sin embargo, del estudio se desprenden algunas barreras percibidas al trabajar desde los hogares. Las interrupciones familiares son el principal inconveniente, seguido por las condiciones de conectividad y los espacios físicos inadecuados.

Por otra parte, 52% de las personas sienten tener problemas para separar los tiempos personales y laborales, especialmente las mujeres y aquellos que tienen niños o adultos mayores a su cuidado. Aproximadamente la mitad de las personas participantes del estudio entienden que sus relaciones tanto con pares o compañeros como con sus jefes no ha empeorado desde la situación de teletrabajo. El 61% de los encuestados no se siente más cómodo o permanece neutral al comparar la situación actual de teletrabajo con sus lugares y modos tradicionales, mientras que un 49% percibe mayor comodidad trabajando desde sus hogares.

Finalmente, a un 84% le gustaría que sus organizaciones implementaran opciones de teletrabajo en el futuro, cuestión que resaltan quienes se encuentran en las franjas etarias entre 26 y 40 años y entre 41 y 55 años. En cuanto a la modalidad de trabajo un 92% acuerda en preferir modos que no sean 100% teletrabajo o presencial, sino que conserven la posibilidad de optar por combinar algunos días de trabajo desde sus hogares con otros desde las oficinas tradicionales o en modalidad de coworking.

 

Por Matías Ortega - ámbito.com

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