El futuro del trabajo se verá profundamente influenciado por la llamada “Cuarta Revolución Industrial”. En ese contexto, las power skills se posicionan como las habilidades y aptitudes clave a la hora de evaluar y valorar un talento.
No te pierdas esta nota que ahonda en las tendencias del mercado laboral.
Las power skills, claves para diferenciar a los nuevos talentos
Es sabido que la digitalización y el avance tecnológico se profundizan cada vez más impactando de lleno en el universo del trabajo. De hecho, se trata de transformaciones que han cambiado la perspectiva con la que se valora el talento dentro de las empresas.
Así, los puestos y perfiles laborales van mutando y evolucionan a medida que la tecnología permite automatizar tareas, los datos invaden los procesos de compra-venta, las soluciones tecnológicas fomentan la eficiencia y optimización de las actividades, entre otras oportunidades clave que hoy aplican las organizaciones del mundo para volverse más productivas y rentables.
Este escenario de inexorable evolución tecnológica hace que las personas pasen a ocupar roles diferentes en las compañías modernas y se requieran determinadas habilidades.
Ahora bien, ¿cuáles son esas habilidades? Aquellas que son imposibles de replicar por las máquinas. Hablamos de las power skills, que van ganando terreno entre los reclutadores y talentos.
La consultora Grant Thorton elaboró un interesante informe titulado “The future of leadership: anticipating 2030”, en el que concluye que la clave del éxito consiste en preparar a los equipos de trabajo para los próximos tiempos, cuando muchas de sus funciones serán reemplazadas por máquinas o inteligencia artificial (IA).
Sin dudas, las power skills han llegado para revolucionar las aptitudes tradicionales que se buscaban en los talentos y para adecuarse a un futuro donde el impacto tecnológico será profundo y significativo para cualquier empresa del mundo.
¿Qué son las power skills?
Se dice que las power skills son la evolución de las soft skills y, para comprenderlo, es oportuno hacer memoria histórica.
La década de los 70 es recordada como el mundo en convulsión, un contexto revolucionario donde la juventud proclamaba cambios rotundos y donde se produjo la caída de muchos sistemas sociales y económicos que se habían gestado en la antigua industrialización. Sin dudas, se trató de un cambio de mentalidad.
Dentro de este contexto, fue en Estados Unidos donde se detectó que las mejores tropas del ejército eran aquellas que contaban con habilidades más desarrolladas y no solo contaban con los skills técnicos para el uso adecuado de armas y dispositivos.
Era notable cómo la buena comunicación, la capacidad de resolución de conflictos, el liderazgo y el autocontrol, entre otras aptitudes, marcaban realmente la diferencia y contribuían a alcanzar los logros propuestos. De allí surge el concepto de soft skills o “habilidades blandas”, que se diferenciaban de las hard skills.
Con la evolución tecnológica repleta de innovaciones que hemos mencionado, se hizo más evidente la necesidad de estas habilidades, que se hicieron cada vez más poderosas. Actualmente, estas habilidades más sutiles y menos mecanizadas se han convertido en power skills, que son las que verdaderamente diferencian a los talentos.
Es decir, la adaptabilidad a los cambios, la flexibilidad, la resolución de problemas, el trabajo en equipo, la inteligencia emocional, el liderazgo, la empatía y la creatividad se están convirtiendo en las habilidades más solicitadas por las empresas.
En efecto, estas aptitudes y destrezas son aquellas que permiten llevar adelante las actividades que hoy en día no pueden realizar las máquinas ni brindan las soluciones tecnológicas.
Las habilidades más buscadas en los próximos líderes
Hemos dicho que las power skills son habilidades blandas potenciadas, porque no solo implican el “saber hacer” que demanda un rol concreto, sino que además incluyen una perspectiva más integral donde el ser y sentir juegan un rol preponderante.
Ahora bien, en concreto, las habilidades que más se demandarán a futuro serán:
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Resolución de conflictos.
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Expresión oral clara, tanto dentro como fuera de los equipos y de la organización.
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Trabajo en equipo.
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Liderazgo.
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Autoconfianza y seguridad para ejercer adecuadamente el puesto de trabajo.
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Creatividad.
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Motivación para sostener una actitud proactiva en las labores del día a día.
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Colaboración para contribuir con los demás al logro de objetivos y resultados.
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Inteligencia emocional que permita gestionar las emociones.
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Empatía para entender y comprender mejor a los colegas e impulsar un ambiente laboral ameno y agradable.
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