En la Argentina, la relación entre salarios e inflación es un tema siempre prioritario para las compañías. Y este año no será la excepción. En un contexto económico complejo, las empresas deben generar nuevas estrategias de cara a la captación y retención de talentos.
Una carrera sin fin: ¿cómo será la dinámica entre salarios e inflación este año?
El 2022 fue un año donde la dinámica entre salarios e inflación dictó el ritmo económico de las empresas y de los trabajadores argentinos, quienes debieron lidiar con una inflación que rondó casi el 100%.
Desafortunadamente, el 2023 marca un panorama similar en cuanto a la pérdida del poder adquisitivo del salario.
El contexto inflacionario suele superar en gran medida los incrementos de sueldo de los empleados, lo cual provoca un descontento generalizado que impacta de lleno en la productividad y el buen ánimo de los trabajadores.
Para este año, aproximadamente, el 80% de las empresas estima aumentos de un 80% o 90% para los colaboradores fuera de convenio. Si la inflación no se dispara, estos estarán a la par, o por debajo entre un 5% y 8%.
Las organizaciones deben atender de manera urgente esta situación, y evaluar otras estrategias más allá de los salarios, si desean retener a sus colaboradores y captar los mejores talentos del rubro al cual pertenecen.
Un problema que se agrava: la escasez de talentos
Frente a la pérdida de poder adquisitivo que conlleva el salario en pesos, los talentos de algunos sectores específicos prefieren buscar opciones de trabajo en otros países, donde la remuneración en dólares es mucho más beneficiosa para ellos.
Este constituye un problema complejo para las compañías argentinas, que deben implementar estrategias y acciones claras que permitan ir más allá de la disyuntiva entre salarios e inflación.
Actualmente, focalizarse en el salario emocional y la construcción de una marca empleadora fuerte pueden ser las únicas alternativas que tienen las empresas argentinas para competir en el mercado.
¿Cómo impulsar el salario emocional y una marca empleadora fuerte? Adelantarse al contexto y planificar acciones concretas es el primer paso.
Para ello, las compañías deben estar atentas a las necesidades de los trabajadores, analizar el escenario laboral y las tendencias, y escuchar a los colaboradores.
Cuando hablamos de salario emocional, hacemos referencia a aquellos beneficios e incentivos vinculados a la mejora de la calidad de vida en el trabajo y fuera de él.
Algunos ejemplos son la flexibilidad horaria, el otorgamiento de días libres para trámites o cumpleaños, vacaciones extendidas, convenios con prepagas, espacios de distensión y recreación, reuniones y jornadas colaborativas para potenciar las relaciones entre áreas, etcétera.
Estas acciones permiten ofrecer, además de un salario acorde al puesto, una serie de condiciones tentadoras que pueden atraer a los colaboradores y reducir un poco la preocupación por el sueldo.
No debemos olvidar que la tendencia actual entre los trabajadores es poder equilibrar vida personal y laboral, lo cual supone una oportunidad para las empresas en cuanto a la promoción de beneficios que apunten a ello.
Por su parte, la marca empleadora aumenta la reputación positiva de una organización, que es considerada por los colaboradores como un espacio ideal para trabajar.
El objetivo de la construcción de una marca empleadora es cuidar de los trabajadores y atraer a los mejores talentos, optimizando todo su proceso de búsqueda y onboarding para diferenciarse positivamente de otras empresas.
De esta manera, las compañías que hoy son marca empleadora se centran al 100% en los colaboradores, generando entornos laborales agradables, empáticos, inclusivos y beneficiosos para el desarrollo y la productividad.
El resultado es una mejora de la rentabilidad del negocio, ya que tener empleados más felices significa mayor eficiencia y colaboración entre áreas.
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